Mientras la opción violeta se desploma, el crecimiento de Juan Zabaleta deja en evidencia la debilidad del statu quo.

Una proyección realizada a partir de encuestas privadas encendió las alarmas en la política local. Los números marcan un virtual empate entre Florencia Lampreabe y Zabaleta en Hurlingham, mientras La Libertad Avanza se hunde rápido bajo denuncias de corrupción.

En un escenario con porcentajes cercanos al 28% para Fuerza Patria, 27% para Juan Zabaleta como concejal de Somos Buenos Aires y 19% para La Libertad Avanza, con un 11% de indecisos, los primeros en reaccionar fueron quienes diseñan la estrategia camporista desde el Instituto Patria. Ahí se admite en voz baja que el problema no es sólo la caída de los libertarios, sino el crecimiento sostenido de la fuerza que lidera en el distrito Zabaleta.

El intendente Damián Selci y la candidata a concejal Florencia Lampreabe, ambos de La Cámpora, siempre vieron esta elección como un plebiscito interno: una pulseada con el resto del peronismo, incluido el Frente Patria, para ratificar el control del distrito.

Pero el avance de Somos Buenos Aires con una lista que combina a Zabaleta y dirigentes de origen vecinal expone la fragilidad del armado camporista y la falta de conexión con la realidad local de una estrategia que se diseña a más de 20 kilómetros de distancia, en las oficinas del Instituto Patria.

Mientras tanto, La Libertad Avanza atraviesa un desplome pronunciado. El responsable en Hurlingham es su candidato Rafael De Francesco, cuya trayectoria política es, para muchos, un catálogo de errores no forzados. Hoy, sus números apenas alcanzan para pelear un tercer puesto cada vez más irrelevante.

La consecuencia es clara: el electorado que se había volcado hacia la propuesta libertaria parece estar migrando hacia las dos fuerzas que polarizan la elección. Y esa polarización entre La Cámpora y el Somos Buenos Aires de Zabaleta no toma por sorpresa a quienes conocen la interna del peronismo local.

Selci, que acumula críticas por la pobre gestión, es señalado incluso por compañeros de su propia organización como “el intendente con peor imagen del conurbano”, un mote que se repite en encuesta tras encuesta.

En este contexto, el empate técnico refleja algo más que un clima electoral incierto. Puede ser la señal de que los vecinos de Hurlingham están tomando nota de quiénes han sabido responder (y quiénes no) a sus prioridades más urgentes.