Boca Juniors igualó 1-1 ante Unión en la Bombonera, sumando nueve partidos sin victorias y profundizando su crisis futbolística. A pesar del fervor de la hinchada, que celebró el regreso de Leandro Paredes con pasacalles, ovaciones y un ambiente festivo, el equipo volvió a mostrar un juego lento, previsible y sin ideas.
La falta de claridad en la mitad de la cancha fue evidente en el primer tiempo, donde Battaglia y Alarcón no lograron dar orden ni conducción, permitiendo a Unión generar peligro con Gamba y Fragapane.
El ingreso de Paredes en el segundo tiempo trajo un destello de esperanza. Apenas entró, la Bombonera estalló, y el campeón del mundo intentó asumir el rol de conductor con pases precisos y visión de juego.
Sin embargo, justo antes de su ingreso, Unión se adelantó con un gol de Tarragona, enfriando el ánimo. Paredes respondió con una asistencia clave: un córner ejecutado con precisión que Di Lollo cabeceó para el empate.
A pesar de este aporte, Boca no logró remontar ni generar peligro constante, y la paciencia de los hinchas se agotó con cánticos reclamando más actitud.
La noche dejó en claro que, aunque Paredes mostró chispazos de calidad, como un pase profundo a Blanco y su asistencia en el gol, el equipo sigue sin encontrar respuestas colectivas. La Bombonera, que había amanecido con ilusión por el regreso del ídolo, terminó frustrada, con silbidos para algunos jugadores como Palacios y un grito unísono de “movete, Xeneize, movete”.
El empate, aunque rescatado por la jerarquía individual de Paredes, dejó a Boca en deuda con su gente y expuso las falencias de un equipo que no logra traducir el apoyo de las tribunas en resultados.
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