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Política
La trampa sigue

Pobre PAMI: de la caja camporista al shopping libertario

Esteban Leguizamo, hoy al frente del PAMI, formó parte del equipo de Luana Volnovich y Martín Rodríguez en la era camporista.
Esteban Leguizamo, hoy al frente del PAMI, formó parte del equipo de Luana Volnovich y Martín Rodríguez en la era camporista.

A esta altura, el PAMI parece más un botín en disputa que una obra social para jubilados. El gobierno de Javier Milei denuncia que heredó un “PAMI tomado por mafias políticas”, pero el remedio libertario se parece demasiado al veneno camporista: en lugar de cortar con las viejas prácticas, las replicaron con otra camiseta. Las auditorías que hoy impulsa el oficialismo contra delegaciones de La Cámpora conviven con denuncias recientes contra funcionarios libertarios por el cobro de “diezmos partidarios” y designaciones a dedo.

Los nombres cambian, pero el método es el mismo. Antes eran Luana Volnovich y Martín Rodríguez quienes convirtieron al organismo en una maquinaria para financiar campañas propias. El caso más evidente fue Hurlingham, donde el programa Plazas PAMI se usó como caja para la campaña local de Damián Selci: profesores cobrando en negro, jubilados obligados a entregar plata en mano a funcionarios, y fondos públicos que nunca llegaron a los adultos mayores. La plata salía del PAMI, pero terminaba en la campaña camporista. Así operaban: con total impunidad y complicidad institucional.

Ahora, en provincias como Misiones o La Pampa, funcionarios libertarios obligan a empleados del PAMI a entregar hasta el 15% de sus sueldos para financiar la campaña de La Libertad Avanza. En ambos casos, el jubilado queda último.

Lo irónico —o lo trágico— es que el actual director ejecutivo del PAMI nacional, Esteban Leguizamo, fue parte central de la gestión camporista en CABA, como titular del PAMI en Capital, e incluso estuvo bajo investigación por desvío de fondos públicos. No se trata de una herencia: es continuidad.

El discurso de “no más cajas negras” parece un chiste de mal gusto cuando la gestión Milei reproduce exactamente lo mismo: estructuras paralelas, operadores políticos manejando delegaciones, internas partidarias a los codazos y fondos públicos que se evaporan; y los jubilados no tienen más sus medicamentos.

Cambian los apellidos, pero no las prácticas: la vieja estructura sigue intacta. Si con La Cámpora el PAMI era una unidad básica, con los libertarios es un call center de campaña. El Estado sigue siendo botín, no servicio.

Damián Selci junto a Martín Rodríguez en la "inauguración" del hospital PAMI en Hurlingham que usó para la foto, nunca lo terminó y hoy está abandonado.
Damián Selci junto a Martín Rodríguez en la "inauguración" del hospital PAMI en Hurlingham que usó para la foto, nunca lo terminó y hoy está abandonado.
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