A un mes de las protestas en las calles de Hurlingham y frente a la Municipalidad, los repartidores de aplicaciones de delivery aseguran que la inseguridad sigue igual o peor. Luminarias rotas, postas policiales cerradas, falta de controles y robos diarios marcan una realidad que el intendente Damián Selci y su jefa de Gabinete y candidata a concejal, Florencia Lampreabe, parecen ignorar mientras concentran sus energías en la campaña electoral.
Los trabajadores denuncian que el Municipio promociona con recursos públicos la instalación de cientos de cámaras y nuevas herramientas de seguridad, pero en la práctica los delitos no disminuyen. Incluso aseguran que la policía sabe dónde terminan las motos robadas y que, lejos de recuperarlas, muchas veces les piden dinero para “rescatarlas”. Sin su principal herramienta de trabajo, los repartidores quedan parados varios días y sin ingresos, en un oficio donde se vive al día.
Uno de los reclamos más urgentes es el control en los accesos y salidas del distrito. Sin cámaras, sin luces y sin presencia policial, los delincuentes entran y salen de Hurlingham sin ningún obstáculo. Para los trabajadores, cerrar ese agujero sería clave para frenar el robo de motos, pero la gestión municipal parece no tener interés en implementar siquiera esta medida básica.
Mientras la gestión municipal se mantiene en silencio, los robos se producen a cualquier hora y en cualquier barrio, con la misma impunidad de siempre. Los deliverys afirman que no se trata de grandes inversiones, sino de voluntad política: más controles en los accesos, operativos para desarticular a las bandas y una respuesta real a los reclamos que llevan meses planteando. Nada de eso llegó.
La falta de acción es una muestra clara de prioridades: “No pedimos milagros, pedimos que hagan su trabajo”, repiten. Pero en Hurlingham, la seguridad de quienes recorren las calles todos los días parece no entrar en la agenda de Selci ni de su espacio político, que prefieren seguir vendiendo un relato de seguridad que, en la realidad, brilla por su ausencia.
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