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Del mandato al propósito: el nuevo paradigma en la formación de herederos familiares

Jael Itzcovitch, directora y mentora de Estim Groups.
Jael Itzcovitch, directora y mentora de Estim Groups.

Por Jael Itzcovitch, Directora y Mentora de Estim Groups (www.estimgroups.com)

Durante décadas, la continuidad de las empresas familiares se sostuvo sobre un mandato firme: “Vos vas a seguir con esto”. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Hoy, las nuevas generaciones buscan sentido, libertad y coherencia. Las familias que comprenden esta transformación están comenzando a repensar la manera en que acompañan a sus herederos.

Este cambio de paradigma también se refleja en los datos. Según el Global Family Business Survey de PwC (2023), el 68% de las empresas familiares a nivel global reconoce la importancia de alinear los valores familiares con los objetivos empresariales para asegurar la continuidad. Pero en América Latina, apenas un 23% cuenta con programas estructurados para preparar a sus futuros líderes. Esta brecha aún abierta puede marcar la diferencia entre una continuidad sostenible o una ruptura generacional.

Había una vez: el modelo del mandato

Tradicionalmente, el proceso de sucesión en las empresas familiares respondía a una lógica rígida: el fundador decidía quién debía continuar. Era un modelo basado en la eficiencia, la tradición y la obediencia. En ese contexto, el propósito personal no tenía lugar.

Valores como el esfuerzo, la responsabilidad y la lealtad al legado eran centrales, mientras que la identidad individual quedaba subordinada al “deber ser”. Este enfoque garantizó estabilidad, sí, pero también generó fuertes cargas emocionales. Muchos herederos asumieron roles que no sentían propios, lo que derivó en frustraciones, conflictos o incluso en fracasos empresariales escondidos detrás de vínculos familiares tensos.

La realidad actual: el dilema de una generación que quiere hacer las cosas distintas

Hoy, quienes lideran la generación X viven una nueva tensión: no quieren repetir el modelo que vivieron. No desean imponer a sus hijos un destino que ellos mismos no eligieron con libertad. Quieren verlos felices, auténticos, realizados. Pero al mismo tiempo, temen que el legado familiar se pierda si no es continuado.

En este intento por evitar el mandato, muchas veces aparece otro problema: el silencio. No se habla de la empresa, no se comparten los desafíos ni se transmite el legado. El resultado es que muchos jóvenes crecen desconectados emocionalmente, sin información ni herramientas para involucrarse. Y como no se puede amar lo que no se conoce, el vínculo con la empresa se enfría, se diluye, se pierde.

¿Qué hacemos con esta nueva realidad?

La clave no está en imponer ni en desaparecer, sino en acompañar con libertad y conciencia. En construir espacios donde los jóvenes puedan explorar, preguntar, dudar y equivocarse. Donde puedan descubrir si ese legado puede formar parte de su propósito personal. Y si no lo es, asumirlo con madurez y respeto.

Porque nadie está obligado a continuar la empresa familiar. Pero todos deberían tener la oportunidad de decidirlo con información y libertad.

Grupos Estim: una propuesta desde la libertad, la vocación y las habilidades

Grupos Estim nace para acompañar este proceso, desde tres pilares fundamentales:

  • Libertad, para elegir con conciencia.

  • Vocación, como brújula interna.

  • Habilidades, como herramientas para actuar con solidez.

Su enfoque no es académico ni genérico: es vivencial, cercano y profundo. Acompaña a los jóvenes a conocerse, a poner en palabras lo que sienten, a fortalecer sus capacidades y a elegir, con responsabilidad, su lugar en la historia familiar.

Además, ayuda a las familias a construir nuevas formas de diálogo, más sinceras, más humanas, más constructivas.

Del mandato al propósito: una continuidad con sentido

El propósito reemplaza al mandato, no porque sea más cómodo, sino porque es más real. Porque no solo garantiza una continuidad estratégica, sino también emocional. Y porque convierte lo heredado en una plataforma, no en una carga.

Grupos Estim entiende este dilema. Su metodología acompaña a los jóvenes en este cruce de caminos, pero también a las familias en la tarea de fortalecer sus procesos internos. En convertir el legado en una invitación, no en una imposición. Y así, construir una continuidad sólida, con raíces profundas y vínculos verdaderamente conscientes.

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