La llegada de Michael Jordan como comentarista a la cadena NBC ha generado un impacto significativo en el ámbito de la televisión deportiva y la NBA. El seis veces campeón, cuya carrera en los Chicago Bulls marcó una era, regresa al centro de la escena como colaborador especial en un momento clave: NBC retoma las transmisiones de la liga tras más de 20 años, con un acuerdo de 11 temporadas que promete renovar la cobertura del baloncesto en Estados Unidos.

La incorporación de Jordan, una figura icónica, eleva las expectativas de los aficionados y analistas, quienes anticipan un enfoque fresco y autorizado en sus intervenciones.

Sin embargo, el anuncio ha estado envuelto en controversia debido a rumores sobre el salario de Jordan. Inicialmente, se especuló en redes y medios como US Sun que NBC le pagaría 40 millones de dólares anuales, una cifra que superaría ampliamente los 21 millones que Charles Barkley percibe en TNT o los 15 millones de Shaquille O’Neal.

Front Office Sports, citando una fuente, desmintió esta cantidad como “inexacta”, aunque no se han revelado detalles oficiales. La discusión sobre su compensación, comparada con los 37,5 millones anuales de Tom Brady en Fox, ha dominado las conversaciones, alimentando el interés por el rol que asumirá la leyenda.

El papel de Jordan en NBC no será el de un comentarista de tiempo completo, sino que se centrará en segmentos grabados para programas previos o de medio tiempo, según reportes de CNBC. Analistas como Stephen A. Smith anticipan que Jordan será “brutalmente honesto” en sus comentarios, aportando su característica franqueza al análisis del baloncesto.

Más allá del debate financiero, su motivación parece estar en el legado y la conexión emocional con la NBA, especialmente con NBC, que transmitió sus hazañas entre 1990 y 2002. Junto a otras figuras como Carmelo Anthony y Vince Carter, Jordan promete enriquecer la nueva era de la NBA en la cadena.