A pocas horas del cierre de listas, La Cámpora enfrenta su peor crisis en Hurlingham. La agrupación que responde a Damián Selci no logra reunir los avales necesarios para oficializar su candidatura y podría quedar fuera de la contienda electoral en el distrito que hasta hace poco consideraba propio. El aislamiento político y la falta de respaldo territorial exponen el desgaste de una gestión marcada por internas y disputas con los principales actores locales.
Mientras tanto, Juan Zabaleta presentó su lista sin sobresaltos y logró unificar a sectores del peronismo, el Frente Renovador, el GEN e incluso referentes del PRO. El contraste con el armado camporista es evidente: punteros que se bajan, operadores que ya no atienden llamadas y referentes provinciales que evitan quedar pegados a un posible fracaso.
Ni siquiera la prórroga por el insólito “corte de luz” que extendió el plazo hasta el lunes alivió la situación. En la sede camporista reina el silencio: algunos hablan de resistir hasta el último minuto, otros de bajar la candidatura para evitar el papelón.
La situación en Hurlingham es más que una disputa local: refleja el retroceso de La Cámpora en el conurbano y deja en evidencia que, en su propio bastión, la agrupación podría quedarse sin siquiera aparecer en la boleta.